Emilia

Ya está aquí ‘Emilia, de la oscuridad a la luz’

Este jueves 23 de septiembre llega a las librerías la novela gráfica Emilia, de la oscuridad de la cual he escrito el guion y he tenido la suerte de contar con el ilustrador Alen Lauzán. Lo primero es darle las gracias al equipo de la editorial Oberon que han trabajado muchísimo para que este libro pudiera publicarse, a Eugenio Tuya por su atención constante y sus grandes ideas, a Sonsoles Ónega por ese maravilloso prólogo en el que habla de la escritora gallega y a Gelsys M. García por su magnífica revisión del texto.

'Emilia de la oscuridad a la luz'
‘Emilia de la oscuridad a la luz’

¿Por qué Emilia?

La primera razón para elegir a Emilia Pardo Bazán para mi segunda novela gráfica ha sido que este 2021 estamos conmemorando el centenario de la muerte de la escritora Emilia Pardo Bazán. En 2020 la editorial Oberón ya había publicado Galdós, un escritor en Madrid, en la que el ilustrador fue Guillermo Menéndez Quirós y resulto todo un éxito de ventas. La segunda razón, y quizás la más importante, ha sido intentar arrojar luz sobre la vida de esta mujer valiente que luchó toda su vida por los derechos de las mujeres.

En el libro hemos intentado reflejar la obra de Emilia, como en el de Galdós con dobles páginas con sus novelas más importantes o conocidas, Pero también, los acontecimientos más importantes de su vida: su nacimiento en Galicia, su infancia feliz con sus padres, sus estudios en un colegio francés en Madrid, su educación en casa gracias al apoyo de su padre, su boda con solo 16 años…

Grandes momentos vitales que influyeron en su vida y en su obra. Una mujer inteligente que sufrió mucho al ser rechazado su ingreso en la Academia tres veces y que se sintió rechazada por los círculos literarios de la época en los que se la llamaba de forma irónica «la inevitable doña Emilia». Pero ella nunca se rindió y luchó como pudo por la educación de las mujeres que no pudieron acudir a la Universidad hasta 1910 y que se veían relegadas a la tarea de coordinar la vida familiar sin oportunidad alguna de estudiar nada más que hacer labores o tocar el piano.

“La educación de la mujer no puede llamarse tal educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión.”

Emilia se va a reencontrar esta semana con Benito en las librerías y juntos seguro que logran interesarnos por la vida cotidiana y literaria del maravilloso siglo XIX.

 

 

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